Hive Music Festival - Week N° 163 - Round 1 ''Los Encargados Orbitando'' by Y`$∆√~°-

Orbitando de los encargados fue esa canción que un amigo me soltó en una playlist sin avisar, como quien lanza una semilla al viento sin imaginar que germinaría en el terreno fértil de mi obsesión. Y así fue: se instaló en mi mente, convirtiéndose en un eco involuntario que se repetía a cada rato. "Dale y dale, dale y dale", yo decía, entre la fascinación y el desespero, "pero Dios, qué canción más pegajosa". Era como un ritmo parasitario que se adhería a mis pensamientos, sonando en el metro, en la ducha, mientras trabajaba, como si mi cerebro hubiera encontrado en esa melodía el perfecto compañero de viaje para cualquier momento.

Traté de sacarla con Sol al principio, tentando las primeras notas en la guitarra, pero me costaba horrores llegar a las otras partes. Mis dedos tropezaban con los acordes, la progresión se me escapaba como agua entre los dedos, y esa frustración solo alimentaba más la obsesión. Jaja, no sé por qué me costaba tanto, si en apariencia sonaba sencilla, directa, pero había algo en su estructura, en su groove, que se resistía a ser domesticado.

Hasta que un día, casi por casualidad, di con una página donde la tablatura empezaba con Mi menor. Ahí, como si alguien hubiera descifrado el código secreto, todo comenzó a encajar. De repente, mis dedos encontraron el camino, la secuencia fluyó y por fin pude ejecutarla, más o menos, claro, pero al menos era mi versión, mi interpretación de esa canción curiosa que se había apoderado de mi cabeza. Ahora, cada vez que la toco, recuerdo ese viaje de obstinación y descubrimiento, y sonrío al pensar cómo una simple recomendación musical puede convertirse en una pequeña aventura personal inolvidable.

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Cancion Original:

"Orbiting the Managers" was that song a friend slipped into a playlist without warning, like someone tossing a seed to the wind without imagining it would germinate in the fertile ground of my obsession. And so it did: it installed itself in my mind, becoming an involuntary echo that repeated itself constantly. "Again and again, again and again," I'd say, caught between fascination and despair, "but God, what an incredibly catchy song." It was like a parasitic rhythm that clung to my thoughts, playing on the subway, in the shower, while I worked, as if my brain had found in that melody the perfect travel companion for any moment.

I tried to figure it out starting with a G chord at first, teasing out the first notes on the guitar, but it was terribly difficult to reach the other parts. My fingers fumbled over the chords, the progression slipped away like water through my fingers, and that frustration only fed the obsession more. Haha, I don't know why it was so hard for me; on the surface it sounded simple, straightforward, but there was something in its structure, in its groove, that resisted being tamed.

Until one day, almost by chance, I found a website where the tablature started with an E minor. There, as if someone had deciphered the secret code, everything began to click. Suddenly, my fingers found the path, the sequence flowed, and I could finally play it, more or less, of course, but it was at least my version, my interpretation of that curious song that had taken over my head. Now, every time I play it, I remember that journey of stubbornness and discovery, and I smile thinking about how a simple musical recommendation can turn into a small, unforgettable personal adventure.