Hola chic@s. Saludos a toda la comunidad de #hivecuba. A partir de hoy le mostraré la otra cara de la malvada88. Algunos cuentecillos que pueden ser de su agrado😉. Me pueden dejar en los comentarios qué géneros les gusta, si el realismo sucio, o el erotismo, o la fantasía etc... Para ver si los puedo ir complaciendo de a poco.🤗
Hello guys. Greetings to the entire #hivecuba community. Starting today I will show you the other side of evil88. Some stories that you may like😉. You can leave me in the comments what genres you like, whether dirty realism, or eroticism, or fantasy, etc... To see if I can please you little by little*.🤗
Burocracia
Xiomara, una conocida del barrio me consiguió el trabajo. Una tarde salí a copiar unas películas y detrás llegó ella preguntando quién era el último. Luego, como si me conociera de toda la vida, comenzó a contarme que el trabajo no le daba tiempo a nada y todas esas que sueltan las personas consagradas. Yo estudié informática, si hay alguna vacante me avisa por favor. Al mes y pico me escribió. Bueno, a ella la iban a poner de jefa de Recursos Humanos porque la verdadera jefa dejaría el cargo. Yo de capital humano no sé ni pitoche, pero ella me dijo que le hacía falta armar su equipo. Tranquila, yo te enseño. Al segundo día de adiestramiento, en medio de un cierre fuera de término logró que la compañera a cargo me diera los papeles correspondientes a llenar y hacerme el contrato. Yo ya iba preparada, sello de cinco pesos, copia del título, fotos y hasta el carnecito de salud.
Esta copia no te sirve, dijo la muchacha. En ese momento me indigné puesto que dondequiera que había trabajado me aceptaban las copias de mi título de graduación sin problemas. Debe estar avalado, afirmó. Si no consigues hacerlo desde aquí deberás ir a tu provincia. Hablé con Xiomara y lo confirmó. En esta empresa piden muchos requisitos, uno de ellos es ese.
Durante el fin de semana me comentó mediante chat que existía desunión en la oficina, que la muchacha más joven apenas trabajaba y que había comentado sobre su abandono laboral si ella cogía la jefatura. Xiomara estaba muy contenta, en los tres meses que llevaba allí le había tocado hacer el cierre sola hasta la noche durante los fines de semana. Ahora, si la jefa se iba y la otra también pues podía contratarme a mí y a otra persona también.
El lunes en la mañana fui a primera hora como habíamos acordado, para su casa y de ahí supuestamente nos iríamos para el trabajo en el carro con la jefa. En ropa de dormir y con los ojos aun pegados me abrió la puerta. Tengo reventada la boca de tanto estrés Yoli, cógete el día para avalar el título y hacer los demás papeles, nos vemos mañana temprano.
De su casa salí directo al centro de la ciudad hasta dar con las oficinas donde se hacía ese trámite. En la reja tenían varios carteles. Entre ellos uno aclaraba que los títulos universitarios se avalaban en la universidad de ciencias en las afueras de la ciudad. Un señor desde la acera del frente me aclaró que el establecimiento abría martes y jueves pero que podían ayudarme en Educación Municipal. Está a una cuadra, debes doblar dos veces a la izquierda y ahí verás el nombre.
Esperanzada me dirigí hacia donde indicó el señor. Pregunté en recepción y sí, debía hacer la colita con original y copia en mano. El muchacho, muy amable él, me dijo que ahí no hacían eso porque yo venían de otra provincia. Debes llegarte al Pedagógico a ver si llaman a Santiago y te lo hacen. Es en las afueras de la ciudad, toma, ese es el número de teléfono para que vayas al seguro.
Un poco harta de tanta burocracia me tumbé en un banco del parque. Busqué el número y llamé al pedagógico. Sí mi vida aquí se avalan los títulos, se atiende de lunes a viernes, tenga buen día. La voz afeminada me dejó bastante tranquila. Haré el almuerzo y a las dos de la tarde saldré para allá, iba pensando trayecto a casa.
A las dos, después de un baño revitalizante, cogí carro hasta la terminal y otro hacia el destino en cuestión. Aquella universidad, aparte de estar apagada energéticamente también estaba ausente, dos jóvenes apenas contestaron mi saludo, sin levantar la mirada. Una señora salió de algún lugar y dijo que los trabajadores se habían ido temprano debido al apagón y al no tener almuerzo… Vuelva mañana temprano, mire, ahí es la secretaría.
Tras varios intentos de hacer botella me monté en un carro ligero que me dejó cerca de la casa. Le escribí a Xiomara. Cógete el martes, contestó, tienes que resolver eso lo antes posible.
El martes en la mañana raspé en la cartera y logré juntar ciento sesenta pesos. No sabía cómo me alcanzaría ese dinero con el precio de los boteros pero salí sin pensar. Asomaba mi rostro a la avenida cuando se iba la única guagua que estaba tirando pasajes. Me subí a un carrito eléctrico hasta la terminal y a otro hasta el pedagógico. La escuela seguía igual de oscura. Para mi suerte encontré abierta la secretaría. La mujer frunció el ceño. ¿Aquí? ¿Quién te dijo eso? Aquí hace rato que no se avala nada, eso se hace en la Celia Sánchez. Oye la gente no acaba de informarse, y seguía hablando.
Yo no sabía dónde quedaba la Universidad de Ciencias Celia Sánchez, mucho menos cómo llegar. Me acerqué a la parada y pregunté. Mira sigue recto, a cuatro kilómetros está el semáforo, decía el hombre, doblas a la izquierda y hay una parada donde puedes coger algo que vaya para el Clínico, al lado está la universidad. Rectifiqué el dinero restante en el monedero y emprendí la ruta con paso firme. Veinte minutos después supongo, llegué a la parada del hospital. Una muchacha me dijo que era engorroso ir a pie. No te lo recomiendo, está bastante lejos, a unos siete u ocho kilómetros. Gracias mi vida, le dije con voz entrecortada. Sabía que si gastaba el dinero ahora, debía regresar a casa caminando y esa tirada si estaba larga entonces.
¡Puta miseria! La carretera larguísima, el peloteo y mi decadencia económica eran suficiente para sacarme las lágrimas.
Tras caminar unos cinco kilómetros bajo aquel sol despiadado un cincuentón se detuvo. Ven monta para darte un aventón. De momento se me quitó el sudor, el dolor en los pies y la tristeza. Yupi, en una moto. En cuanto me acomodé el tipo ordenó que le pusiera las manos en la cintura. ¡Qué linda eres! Sujétate fuerte a mí. A cada rato volteaba el rostro y lo decía. Solté mis manos, realmente no tenía necesidad de sujetarme de él, menos de su abdomen. El tipo entró por una carretera a la derecha. Abrázame chica, qué te pasa. Ponme las manos aquí ven. Molesta le dije que parara la moto pero el apretó la velocidad. Tócame dale mi bella, yo puedo ser tu amigo, mira como me tienes, vamos a tener que ir a algún lugar tú y yo. Me agarró la mano izquierda sin darme tiempo a nada y la puso casi encima de su pene. ¡Asqueroso falta de respeto! Grité cosas sin pensar y me moví bruscamente haciendo que la moto se virara al punto de casi caernos. Él finalmente se detuvo y le lancé el casco al pecho. Salí corriendo hasta una garita que había cercana.
Respiré hondo, canalicé lo sucedido y me acerqué a la ventana. ¿Amigo dónde queda la Universidad Celia Sánchez? Es esta mima, afirmó señalando el edificio a su espalda. Con un poco de negatividad, no lo puedo negar, fui al interior y preguntando di con la Secretaría General. Dos señoras se pusieron de acuerdo a ver cuál de ellas me atendía. A los cinco minutos ya tenía mi copia avalada. Nada de llamadas a mi provincia, nada preguntas. Escribió un renglón, firmó y acuñó debajo.
Casi contenta salí. Miré a los costados a ver si el tipo estaba por allí y seguí directo a la circunvalación, cerca de donde había una patrulla descompuesta y dos policías haciendo llamadas.
El sol apretaba y no lograba parar un carro. Caminé tanto que llegué a la terminal con los pies y la garganta ardiendo. Enseguida me monté en un carro eléctrico.
No había acabado de quitarme los zapatos cuando entró el mensaje.
Amiga todo se echa para atrás. La jefa ya no se va y por consiguiente no queda mi plaza vacante. En cuanto surja algo te aviso. Saluditos, Xiomara.😑
Bureaucracy*
Xiomara, an acquaintance from the neighborhood, got me the job. One afternoon I went out to copy some movies and she came up behind me asking who was the last one. Then, as if he had known me all his life, he began to tell me that work didn't give him time for anything and all those things that consecrated people say. I studied computer science, if there is any vacancy please let me know. A month or so later he wrote to me. Well, they were going to make her head of Human Resources because the real boss was leaving the position. I don't know a thing or two about human capital, but she told me that she needed to build her team. Don't worry, I'll teach you. On the second day of training, in the middle of a late closing, he managed to get the colleague in charge to give me the corresponding papers to fill out and make the contract. I was already prepared, a five-peso stamp, a copy of the title, photos and even the health card.
This copy is of no use to you, said the girl. At that moment I was outraged because wherever I had worked they accepted copies of my graduation certificate without problems. It must be endorsed, he stated. If you can't do it from here you will have to go to your province. I spoke with Xiomara and she confirmed it. In this company they ask for many requirements, one of them is that.
During the weekend she told me via chat that there was disunity in the office, that the youngest girl barely worked and that she had commented on her abandoning her job if she took over as boss. Xiomara was very happy, in the three months she had been there she had had to do the closing alone until night on weekends. Now, if the boss left and the other one left too, she could hire me and another person too.
On Monday morning I went first thing in the morning as we had agreed, to his house and from there we were supposed to go to work in the car with the boss. In his night clothes and with his eyes still glued, he opened the door for me. My mouth is bursting from so much stress Yoli, take the day to endorse the title and do the other papers, see you early tomorrow.
From his house I went straight to the center of the city until I found the offices where this procedure was carried out. They had several posters on the fence. Among them, one clarified that university degrees were guaranteed at the university of sciences on the outskirts of the city. A man from the front sidewalk clarified to me that the establishment was open Tuesdays and Thursdays but that they could help me in Municipal Education. It is one block away, you must turn left twice and there you will see the name.
Hopeful, I headed toward where the man indicated. I asked at reception and yes, I had to make the queue with original and copy in hand. The boy, very kind, told me that they didn't do that there because I came from another province. You should go to the Pedagogical Office to see if they call Santiago and do it for you. It's on the outskirts of the city, here, that's the phone number for you to go to the insurance.
A little tired of so much bureaucracy, I lay down on a park bench. I looked up the number and called the teacher. Yes, my life here is endorsed by titles, it is attended from Monday to Friday, have a good day. The effeminate voice left me quite calm. I'll make lunch and at two in the afternoon I'll leave there, I was thinking about heading home.
At two, after a revitalizing bath, I took a car to the terminal and another to the destination in question. That university, apart from being energetically turned off, was also absent, two young people barely answered my greeting, without looking up. A lady came out from somewhere and said that the workers had left early due to the blackout and not having lunch... Come back early tomorrow, look, that's the secretariat.
After several attempts at making a bottle, I got into a light car that left me near the house. I wrote to Xiomara. Take Tuesday, he replied, you have to resolve that as soon as possible.
On Tuesday morning I scraped through my wallet and managed to collect one hundred and sixty pesos. I didn't know how that money would reach me with the price of the boatmen but I left without thinking. I showed my face to the avenue when the only bus that was giving fares left. I got on an electric cart to the terminal and another to the pedagogical one. The school was still just as dark. Luckily for me I found the secretariat open. The woman frowned. Here? Who told you that? Nothing has been endorsed here for a while, that is done at Celia Sánchez. Hey, people aren't fully informed, and they kept talking.
I didn't know where the Celia Sánchez University of Sciences was, much less how to get there. I approached the stop and asked. Look, keep going straight, the traffic light is four kilometers away, the man said, you turn left and there is a stop where you can pick up something that goes to the Clinic, next door is the university. I rectified the remaining money in my wallet and set off on the road with a firm step. Twenty minutes later I guess, I arrived at the hospital stop. A girl told me that it was cumbersome to walk. I don't recommend it, it is quite far away, about seven or eight kilometers. Thank you my life, I said with a broken voice. I knew that if I spent the money now, I would have to walk home and that money would be long then.
Fucking misery! The very long road, the fight and my economic decline were enough to bring tears to my eyes.
After walking about five kilometers under that merciless sun, a man in his fifties stopped. Come ride to give you a ride. For now the sweat, the pain in my feet and the sadness went away. Yupi, on a motorcycle. As soon as I settled down, the guy ordered me to put my hands on his waist. How pretty you are! Hold on tight to me. Every so often he turned his face and said it. I let go of my hands, I really didn't need to hold on to him, much less his abdomen. The guy entered a road on the right. Hold me girl, what's wrong with you. Put your hands on me here come. Annoyed, I told him to stop the motorcycle but he increased the speed. Touch me, give me my beauty, I can be your friend, look how you have me, we are going to have to go somewhere, you and I. He grabbed my left hand without giving me time to do anything and put it almost on top of his penis. Disgusting lack of respect! I shouted things without thinking and moved suddenly, causing the motorcycle to veer to the point of almost falling over. He finally stopped and I threw the helmet at his chest. I ran to a nearby sentry box.
I took a deep breath, channeled what had happened and approached the window. Friend, where is the Celia Sánchez University? "It's this mime," he stated, pointing to the building behind him. With a bit of negativity, I can't deny it, I went inside and asking around found the General Secretariat. Two ladies agreed to see which one would serve me. Within five minutes I already had my copy endorsed. No calls to my province, no questions. He wrote a line, signed and coined underneath.
Almost happy I left. I looked around to see if the guy was there and continued straight to the ring road, near where there was a broken down patrol car and two police officers making calls.
The sun was beating down and I couldn't stop a car. I walked so much that I arrived at the terminal with my feet and throat burning. I immediately got into an electric car.
I hadn't finished taking off my shoes when the message came in.
Friend, everything goes backwards. The boss is no longer leaving and consequently my position is no longer vacant. As soon as something comes up I'll let you know. Greetings, Xiomara.😑
