El tema del escrito me surgió hace pocos días mientras hacía una visita de control a mi odontóloga. Ella es una de las tantísimas personas que han acondicionado espacios en sus casas para dedicarlos a actividades comerciales o de servicios. En este caso su consultorio está dentro de la casa, en un espacio que comparte el ambiente común.
El sitio tiene todo lo necesario para ser completamente funcional, el espacio es agradable y cómodo. Sin embargo, la sala de espera está ubicada en lo que fuera una especie de porche que sigue siendo la antesala para entrar a la casa.
Esta distribución limita completamente la privacidad de esos ambientes. Si alguien va a entrar o salir de la casa debe hacerlo a través de la sala de espera de la consulta. Quizá ya la gente de allí se acostumbró a eso, pero no deja de causarme curiosidad cómo se puede vivir la cotidianidad teniendo que pasar todos los días ante gente extraña. Eso limita también que la gente de la casa pueda andar en ropa cómoda como shores, franelillas o chancletas, porque desentonaría completamente con la seriedad de la consulta.
En una oportunidad llegué a ver una bodega cercana a mi casa que estaba instalada en plena sala. Allí si se eliminó completamente cualquier indicio de privacidad. Y aunque la gente no penetraba al interior puesto que hacía sus pedidos desde la puerta que daba a la calle. Si tenía vista limitada a otros ambientes de la casa, los que permanecían resguardados con cortinas a la irresistible curiosidad de todos los que asistíamos a hacer compras en ese inmueble.

Hace unos catorce años atrás mi esposa y yo decidimos montar un ciber en un cuarto que daba hacia la calle, le hicimos una entrada independiente, sellamos una ventana que daba a nuestra sala y sellamos otra entrada que comunicaba con nuestro lavandero.
En el tiempo que estuvo abierto el negocio fue bastante rentable, nos permitió resolver muchos gastos y hasta hicimos varios viajes al interior del país gracias a esos ingresos extras. Pero el bullicio en los momentos en que estaba completamente lleno era bastante molesto.
En ocasiones ni se podía conversar en la sala debido a la bulla que provenía del ciber, esa situación era particularmente incómoda sobre todo cuando alguien nos visitaba. Al final el deseo de recuperar nuestra tranquilidad fue fundamental para que las actividades del ciber llegaran a su fin.
En mi vecindario va creciendo el número de personas que acondicionan espacios en sus residencias para dedicarlos a actividades comerciales, la gran mayoría ventas de productos, desde las tradicionales bodegas, ventas de productos de limpieza, artículos de repostería y especias, peluquerías, y hasta talleres dedicados a la reparación de motos.

El paisaje se ha ido transformando con todas estas adaptaciones y ya parece que la casa dedicada solamente a vivienda está pasando a la historia.
La mayoría de estos hibridos se hacen sin respetar permisología alguna, no cumplen con ninguna normativa regulatoria, van surgiendo a medida que se va imponiendo la necesidad de generar más ingresos.
No dejo de pensar en cómo todas estas modificaciones alteran las relaciones que se viven al interior de las familias, es verdad que por un lado ayudaran a resolver innumerables problemas económicos, pero por otra parte van generando un malestar que al acumularse seguramente impactara negativamente. la vida de las familias. Son decisiones difíciles que hay que tomar en algún momento.
Estimado lector, qué haría usted: ¿sacrificaría la tranquilidad del hogar para obtener algunos recursos económicos adicionales…?
Gracias por tu tiempo.
The topic of this article came to mind a few days ago while I was visiting my dentist for a checkup. She is one of the many people who have converted spaces in their homes for commercial or service activities. In this case, her office is inside her house, in a space that she shares with the rest of the household.
The space has everything necessary to be fully functional, and it is pleasant and comfortable. However, the waiting room is located in what used to be a kind of porch that is still the entrance to the house.
This layout completely limits the privacy of these spaces. Anyone entering or leaving the house must do so through the waiting room. Perhaps the people there have gotten used to it, but I can't help but wonder how it is possible to live your daily life having to pass by strangers every day. This also limits the people in the house from wearing comfortable clothes such as shorts, T-shirts, or flip-flops, because it would completely clash with the seriousness of the consultation.
On one occasion, I saw a store near my house that was set up right in the living room. There, any hint of privacy was completely eliminated. And although people did not go inside, since they placed their orders from the door facing the street. I had a limited view of other rooms in the house, which were protected by curtains from the irresistible curiosity of all of us who went to shop in that building.

About fourteen years ago, my wife and I decided to set up an internet café in a room facing the street. We made a separate entrance, sealed a window that opened onto our living room, and sealed another entrance that connected to our laundry room.
While the business was open, it was quite profitable, allowing us to cover many expenses and even take several trips within the country thanks to that extra income. But the noise when it was completely full was quite annoying.
Sometimes we couldn't even talk in the living room because of the noise coming from the cybercafé, which was particularly uncomfortable when we had visitors. In the end, the desire to regain our peace and quiet was fundamental in bringing the cybercafé's activities to an end.
In my neighborhood, the number of people who are converting spaces in their homes for commercial activities is growing, the vast majority of which are product sales, from traditional grocery stores, cleaning products, baking supplies, and spices, to hair salons and even motorcycle repair shops.

The landscape has been transformed by all these adaptations, and it seems that houses dedicated solely to housing are becoming a thing of the past.
Most of these hybrids are built without any permits, do not comply with any regulatory standards, and are emerging as the need to generate more income becomes more pressing.
I can't help but think about how all these modifications alter the relationships within families. It is true that, on the one hand, they help to solve countless economic problems, but on the other hand, they generate a discomfort that, when accumulated, will surely have a negative impact on family life. These are difficult decisions that must be made at some point.
Dear reader, what would you do: would you sacrifice the peace of your home to obtain some additional financial resources?
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).





Comunidad Be Entrepreneur

Muchas gracias por el apoyo.
Realmente es impresionante ver como proliferan este tipo de emprendimientos... muchas personas para emprender un negocio o rebuscarse como decimos en criollo tienen que optar con opciones como estas por los altos costos de alquileres, impuestos, entre otras tantas cosas...
Excelente post, saludos 🤗
Sí, mi querida @miriannalis, la gente sacrifica la paz de su hogar para sacar adelante sus emprendimientos. Algunos logran escalar pero son la minoría. Gracias por pasar y comentar. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Buenas noches @irvinc. Tal como están las cosas en nuestro país abriste una alternativa para generar ingresos extras es más una necesidad que en gusto.
Ciertamente la tranquilidad vale y mucho por lo que es conveniente detenerse a pensar en las opciones y cómo minimizar los efectos negativos cuando el espacio y los recursos que se tienen es el propio hogar.
Saludos.
Siempre hay chance de miminizar el impacto, ahora hay materiales aislantes que por lo menos permiten aislarse de la bulla. Gracias por pasar y comentar estimada @damarysvibra. Un fuerte abrazo.