Este fin de semana fue uno de esos que no quiero volver a vivir. Uno de esos en los que el corazón se te aprieta, la mente no descansa y las lágrimas se asoman a cada rato. Mordelón, mi peludo compañero de aventuras, enfermó. Algo comió —todavía no sabemos exactamente qué— que le provocó una terrible mala digestión. Dejó de comer, vomitaba, y tenía diarrea constante. Lo vi apagarse, sin ánimos, sin esa chispa que lo hace tan él.

En mi municipio no hay veterinarios trabajando los fines de semana, y eso es una tortura para los que amamos y cuidamos animales. Solo nos queda esperar, improvisar, hacer lo que esté en nuestras manos y rezar con fuerza para que nada empeore. Yo me aferré a él. Le di cocimientos suaves, agüita con jeringa, mucho amor… y paciencia. Hasta que ayer, cuando ya casi no tenía esperanzas, aceptó un poco de yogur natural.

El yogur natural, sin azúcar ni sabores, puede ser un gran aliado para los perros cuando tienen diarreas leves. Ayuda a equilibrar su flora intestinal gracias a los probióticos, y también los hidrata un poco. No es magia, pero sí un alivio enorme cuando el veterinario no está cerca.

Hoy puedo decir, con el corazón en paz, que Mordelón está bien. Volvió a comer normal, no ha tenido más diarreas ni vómitos, y hasta estuvo jugando con su hermana Chiqui esta mañana como si nada hubiera pasado. Lo abracé fuerte, y me quedé un buen rato así con él, como en esta foto, agradeciendo en silencio que se quedó conmigo.

Gracias, Mordelón, por luchar, por quedarte, por llenar mi vida de tanto amor. No sabes cuánto te amo.

English Version

This weekend was one of those I never want to live through again. One of those where your heart tightens, your mind won’t rest, and tears show up constantly. Mordelón, my furry adventure buddy, got sick. He ate something—we still don’t know exactly what—that caused terrible indigestion. He stopped eating, was vomiting, and had constant diarrhea. I watched him fade, without energy, without that spark that makes him so him.

In my town, there are no veterinarians working on weekends, and that’s torture for those of us who love and care for animals. All we can do is wait, improvise, do whatever’s in our hands, and pray hard that things don’t get worse. I held on to him. I gave him mild herbal teas, water with a syringe, lots of love… and patience. Until yesterday, when I had almost lost hope, he finally accepted a little natural yogurt.

Plain yogurt, with no sugar or flavoring, can be a great ally for dogs with mild diarrhea. It helps restore their gut flora thanks to the probiotics, and it also gives them a bit of hydration. It’s not magic, but it’s a huge relief when a vet isn’t an option.

Today I can say, with peace in my heart, that Mordelón is okay. He’s eating normally again, there’s no more diarrhea or vomiting, and this morning he was even playing with his sister Chiqui as if nothing had happened. I hugged him tight and stayed like that for a while, just like in this picture, silently grateful that he stayed with me.

Thank you, Mordelón, for fighting, for staying, for filling my life with so much love. You have no idea how much I love you.

Source
All the photos are taken and edited by me on Snapseed.
Translated with DeepL.com (free version)

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