Súper hormigas
«¡Sebastián, correeee!». Yadira llamaba desesperada a su esposo.
El hombre corría desesperado por la jungla tratando de escapar de los grandes insectos. «Espérenme. Por favor».
El helicóptero empezaba a elevarse, «Espera, Joaquín, solo unos segundos más».
«No puedo hacerlo. Tu esposo nos hará matar a todos. Estoy pensando en la supervivencia de los demás». El piloto seguía moviendo la palanca de elevación.
«Miserable, mi esposo hizo todo para salvarnos y así le pagas». Yadira tiraba unos golpes a Joaquín.
El piloto perdió el control del helicóptero y este cayó pesadamente en la tierra, destruyendo parte de la hélice. Yadira herida quedó atrapada en el helicóptero. Joaquín y los demás salieron huyendo para ninguna parte en específico.
Sebastián miró aquel accidente ocurrido y corrió más rápido. El sudor caía por la frente del hombre. Llego hasta el aparato y vio a su esposa inconsciente. Sebastián la tomó en brazos y se internó en la espesa jungla.
El hombre llevaba a su mujer sin dejar de ver hacia atrás. Miró una cueva y se metió, después de asegurarse que los grandes insectos no lo seguían. Dejó a Yadira en el suelo mientras se recuperaba. En ese momento, escuchó un chirrido agudo y unos gritos que se tomaban la jungla, se asomó con cuidado y miró corriendo a Joaquín y unas cinco personas más.
Tras ellos las enormes hormigas se abalanzaban sobre cada uno, asesinándolos sin ninguna dificultad. A uno de los hombres, una hormiga lo tomó por la cintura y con sus mandíbulas poderosas lo partió por la mitad. La sangre brotaba por todas partes, y los gritos de las personas se volvían más aterradores.
Yadira despertó gritando y Sebastián corría a taparle la boca. Un chirrido se empezó a escuchar más fuerte con dirección a la cueva. El hombre tomó a su mujer y se internaron aún más en la cueva, todo se hacía más oscuro, pero el chirrido ya no se escuchó.
«Amor, ¿cómo saldremos de aquí?». Yadira se aferraba al brazo de Sebastián.
«Debes calmarte, cariño, sigamos caminando por aquí hasta encontrar una salida». Sebastián seguía caminando por aquella oscuridad y después de unos minutos divisaron una luz al fondo. «Te lo dije, ahí está la salida».
La pareja corría para salir de aquel lugar, al llegar a la luz vieron el mar, una sonrisa de alivio se mostró en los rostros de la pareja. «Estamos a salvó, amor. Debemos buscar el puerto para salir de esta isla en un bote».
Yadira asentía, y atravesaban la playa buscando escapar de esa playa infernal. Después de unos minutos, llegaron hasta el puerto, este lucía destruido y con sangre por todas partes. Al mirar esto la pareja camino con precaución. La brisa marina se escuchaba como un suave susurró, y el sol abrazaba con su calor intenso.
Con sigilo se fueron acercando al puerto y pudieron ver un bote en perfecto estado. Desde su escondite miraban de un lado a otro y todo parecía estar en calma.
«Amor, no hay moros en la costa. Ahora lo que debemos hacer es correr rápidamente hasta el bote, para escapar de este horrible lugar». Sebastián miraba fijamente a su mujer.
«Esta bien, cariño. Esto es nuestra última esperanza». Yadira besaba a Sebastián y se disponían a correr.
En ese instante, vieron a Joaquín corriendo hacia el bote y tras él unas hormigas emitiendo ese chirrido escalofriante. Joaquín gritaba desesperado y por más que corría los insectos eran más rápidos, en un parpadeo fue alcanzado y lo destrozaron con las mandíbulas.
Yadira se tapaba los ojos, llorando desconsoladamente. Ante aquel horrible espectáculo. «Amor, cálmate. Debemos llegar al bote». Sebastián consolaba a Yadira.
Las hormigas se llevaban el cuerpo cercenado de Joaquín. Sebastián hacia señas a Yadira y juntos corrieron tan rápido como pudieron. Los chirridos se escucharon más fuertes y Sebastián se quedó atrás.
«Amor, ¿qué haces?». Yadira miraba a su esposo.
«Sigue corriendo, cariño. Voy tras de ti». Sebastián instaba a su mujer. Yadira subió al bote mientras miraba a su marido con un tronco en la mano y peleando con las hormigas. Cada vez llegaban más y grito, «¡Vete de aquí!».
Las hormigas se abalanzaron sobre Sebastián, y Yadira soltó un grito de dolor y rabia, mientras la sangre excitaba a los enormes insectos. Otras hormigas se dirigían al bote. Yadira fue hasta la cabina y arrancó a toda velocidad, mientras las lágrimas caían sobre los instrumentos de navegación.
Yadira miraba como aquella isla quedaba atrás y era la única sobreviviente de aquel infierno. Tomó la radio y empezó a trasmitir. «Un, dos, tres, llamando desde la isla San Bernardino. Soy la científica Yadira Estomo, líder del proyecto insectos soldados. La investigación resultó terriblemente mal. Los súper insectos se rebelaron y destruyeron todo el complejo militar, soy la única superviviente y necesito que me encuentren en las siguientes coordenadas». Yadira activaba la geolocalización. En ese momento, ella escuchó ese tenebroso chirrido. «¡Nooooo!».
Super Ants
“Sebastián, run!” Yadira called desperately to her husband.
The man ran frantically through the jungle, trying to escape the giant insects. “Wait for me. Please.”
The helicopter began to rise. “Wait, Joaquín, just a few more seconds.”
"I can't do it. Your husband will get us all killed. I'm thinking about the survival of the others." The pilot continued to move the lift lever.
“You miserable man, my husband did everything to save us, and this is how you repay him.” Yadira threw a few punches at Joaquín.
The pilot lost control of the helicopter, and it crashed heavily to the ground, destroying part of the propeller. Yadira was injured and trapped in the helicopter. Joaquín and the others fled to nowhere in particular.
Sebastián saw the accident and ran faster. Sweat dripped from the man's forehead. He reached the helicopter and saw his wife unconscious. Sebastián picked her up and went into the thick jungle.
The man carried his wife in his arms, always taking a quick look back. He saw a cave and went inside, after making sure the large insects were not following him. He laid Yadira on the ground while she recovered. At that moment, he heard a sharp squeak and screams filling the jungle. He peeked out carefully and saw Joaquín and about five other people running.
Behind them, the enormous ants were attacking each one, killing them without any difficulty. One of the men was grabbed around the waist by an ant, which tore him in half with its powerful jaws. Blood spurted everywhere, and the people's screams became more terrifying.
Yadira woke up screaming, and Sebastián ran to cover her mouth. A squeaking sound began to grow louder as it approached the cave. The man took his wife and went deeper into the cave. Everything grew darker, but the squeaking sound was no longer heard.
“Honey, how are we going to get out of here?” Yadira clung to Sebastián's arm.
“You need to calm down, honey. Let's keep walking until we find a way out.” Sebastian kept walking through the darkness, and after a few minutes, they saw a light in the distance. “I told you, there's the exit.”
The couple ran to get out of that place, and when they reached the light, they saw the sea. A smile of relief appeared on their faces. “We're safe, my love. We must find the port to leave this island in a boat.”
Yadira nodded, and they crossed the beach, seeking to escape from that hellish place. After a few minutes, they reached the port, which looked destroyed and covered in blood. Seeing this, the couple walked cautiously. The sea breeze sounded like a soft whisper, and the sun embraced them with its intense heat.
They stealthily approached the port and saw a boat in perfect condition. From their hiding place, they looked from side to side, and everything seemed calm.
“Honey, there's no danger on the coast. Now we have to run quickly to the boat to escape this horrible place.” Sebastian stared at his wife.
“Okay, honey. This is our last hope.” Yadira kissed Sebastian, and they got ready to run.
At that moment, they saw Joaquín running toward the boat, followed by ants emitting that chilling chirping sound. Joaquín screamed desperately, and no matter how fast he ran, the insects were faster. In the blink of an eye, they caught up with him and tore him apart with their jaws.
Yadira covered her eyes, crying inconsolably at the horrible sight. “Honey, calm down. We have to get to the boat.” Sebastián comforted Yadira.
The ants carried away Joaquín's severed body. Sebastián signaled to Yadira, and together they ran as fast as they could. The chirping grew louder, and Sebastián fell behind.
“Honey, what are you doing?” Yadira looked at her husband.
“Keep running, honey. I'm coming after you.” Sebastián urged his wife. Yadira got into the boat while watching her husband with a log in his hand, fighting the ants. More and more were coming, and he shouted, “Get out of here!”
The ants swarmed over Sebastián, and Yadira let out a cry of pain and rage as the blood excited the enormous insects. Other ants made their way to the boat. Yadira went to the cabin and started the engine at full speed, tears falling onto the navigation instruments.
Yadira watched as the island receded into the distance, the only survivor of that hell. She picked up the radio and began to transmit. "One, two, three, calling from San Bernardino Island. I am scientist Yadira Estomo, leader of the insect soldier project. The research went terribly wrong. The super insects rebelled and destroyed the entire military complex. I am the only survivor and I need you to find me at the following coordinates.“ Yadira activated the geolocation. At that moment, she heard that eerie chirping sound. ”Nooooo!"
Les dejamos la participación de Rincón Poético en el Concurso: “Ese zumbido que no cesa” de los amigos de @es-literatos. Esperamos sea de su agrado.
Invitados cordialmente a participar.
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Fuente 1
Fuente 2
Edición Rincón Poético
Contenido original
¡Gracias por leer nuestro post!
@rinconpoetico7
Posted Using INLEO
Mientras leía esto, me acordé de la novela "Next" de Michael Chrichton, la cual habla de bioingeniería; incluso me acordé de las películas de Jurassic Park (aún no he leído las dos novelas de Crichton, en las cuales se basaron las películas, pero las tengo pendientes). Siendo honesta, lo sucedido en la isla realmente está para pensarse desde la ética. Te hace preguntar qué tan viable es realizar ese tipo de experimentos y qué tan peligroso puede llegar a ser para la humanidad utilizar la bioingeniería para objetivos específicos, sobre todo en el aspecto militar.
Tu cuento nos expone el resultado del proceso: un desastre que solo se puede remediar mediante exterminio, a menos que se encuentre la forma de aislar la isla o de que estas hormigas en específico no puedan nadar. ¡Muchas felicitaciones por tu excelente cuento y mucha suerte en el concurso, mi estimado @rinconpoetico7 !
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