Narraciones ordinarias 011: "Leer y escribir", por bonzopoe

2:44 pm

Me encuentro en la que probablemente sea la mejor racha lectora de mi vida, llevo 14 libros leídos en lo que va del año (3 meses) y estoy a punto de terminar el libro 15. Quizá por eso he dudado al sentarme a escribir esto, que no sé que va a ser, y pesé: "¿Y si mejor sigo leyendo?".

La idea de iniciar todos mis días escribiendo, parece que tiene futuro, y aunque no me la tomo de manera literal, porque no me siento a escribir apenas despierto, ni lo hago todos los días religiosamente, si procuro que escribir sea de las primeras cosas que hago en el día, y procuro hacerlo por lo menos, durante los días hábiles de la semana.

El sábado y domingo escribí otras cosas, y como seguramente sospecharán, leí mucho, o como decimos en México: leí un montón. Hoy lunes no puedo escribir temprano porque me despierto antes de que salga el sol y viajo más de dos horas en carretera, hasta llegar a mi lugar de trabajo, y no ha sido hasta ahora que he tenido la oportunidad de sentarme un rato a escribir, mientras los demás almuerzan.

Yo mismo acabo de comer, y estoy experimentando lo que aquí llamamos 'el mal del puerco', no recuerdo porque, pero se refiere a esa somnolencia que se experimenta justo después de comer, cuando el cuerpo enfoca sus energías en iniciar el proceso de digestión.

La cómoda silla de la oficina tampoco ayuda mucho a que no se te cierren los ojos, mientras haces cualquier cosa después de almorzar, Y por alguna razón he pensado que puede ser interesante escribir a esta hora, precisamente por eso, porque es inevitable estar medio dormido, y ese espacio de la semi-vigilia es ideal para escribir, al menos para mí.

Cuando estoy medio dormido mis neuronas conectan entre sí cosas que por lo general no van juntas, lo que lleva a veces a accidentes felices. Es como cuando sientas juntas por error a un par de personas en una boda, y al final terminan casándose. Al azar (y a la literatura) le encantan estas cosas, que le vamos a hacer.

La somnolencia es como el estado gaseoso de la conciencia, uno está, pero no está. O está pero es como si no estuviera. A veces uno hasta se ve desde afuera del propio cuerpo, como si fuéramos un espíritu en trance, y solo nuestras pestañeadas y cabezadas nos anclaran a este mundo.

Tengo la teoría de que en ese estado somos un especie de puente entre nosotros y algo más, algo que está más allá de nuestro entendimiento, pero cuya existencia no podemos negar. Prueba de ello son esas cosas que escribimos y no recordamos que escribimos, o que cuando leemos, nos preguntamos con asombro: "¿De verdad yo escribí esto?".

Aquí es donde el ego se quita el sombrero o se lo pone. Porque es muy fácil creernos más de lo que somos cuando leemos lo que escribimos al estar inspirados o estamos en ese puente. Y aquí es también donde la prudencia es nuestra mejor amiga, porque lo que da nacimiento a lo que escribimos, no está enteramente bajo nuestros control, y en cualquier momento nos puede abandonar, sino pregúntenle a Juan Rulfo.

Un antídoto a esto puede ser precisamente la lectura, porque no sé ustedes, pero leer por lo general me da ideas, y no necesariamente de lo que estoy leyendo. Es como si de repente una palabra o una frase detonara algo en nosotros que nos hace sentarnos a escribir, ya sea algo nuevo, o algo inconcluso, que con un poco de suerte incluso logramos terminar.

Desde este punto de vista, tal vez mi pregunta inicial (¿Y si mejor sigo leyendo?) sea errada, porque los actos de leer y de escribir están fuertemente vinculados, y uno no inhibe el otro, sino todo lo contrario. Parece trabalenguas, pero no lo es. De hecho muchos escritores plantean que si no tienes tiempo de leer, menos tendrás de escribir, y que el tiempo de no escritura es vital para sus procesos creativos.

Alternar lectura y escritura parece ser la clave en la mayoría de los casos, creando un círculo virtuoso muy propicio a la creación literaria en general. En mi caso seguramente es más bien una especie de óvalo, pero igual me funciona. Leo, vivo, y escribo, y no precisamente en ese orden, a lo largo de mis días.

Mi adopción de los libros digitales ha contribuido mucho a esto, ya que se han vuelto mi compañía a todo lado que voy, y casi todos mis momentos muertos son llenados con la lectura, lo que me ha permitido, además de entretenerme y aprender en el proceso, ser más prolífico porque rara vez me faltan ideas de sobre que escribir desde que leo como si no hubiera mañana.

Que por cierto, ya es mañana, porque no he podido terminar de escribir esto el mismo día que lo inicié. Ni modo, es lo malo de tener que trabajar para poder vivir. Y mencionado esto, creo que dejamos las cosas hasta aquí o publicaré esto hasta pasado mañana. Muchas gracias por leerme, y no olviden escribir siempre que puedan. Hasta la próxima.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.