Un gran golfista que apenas entrenaba y superaba los retos solo con su talento. ¿qué hubiera sido del él si dedicaba 8, 10 o más horas al día para practicar y perfeccionarse como hacen muchos otros?
Prefirió una vida más alocada en todo aspecto y pagó caro su indisciplina y su carácter osco, rayano con lo violento.
Ahora, luego de esa experiencia dramática, parece haber aprendido de sus errores, ha entendido que la vida puede ser distinta, otra cosa, como por ejemplo disfrutar de su juego, de su familia, del éxito que ha vuelto a sonreírle.
Saludos @tonyes.