Imagen propiedad @lanzjoseg Observa esta imagen, piensa y escribe.
A la luz del amanecer, con mi taza humeante de café, mis ojos se posaron en una imagen, @lanzjoseg lo había hecho de nuevo una imagen que al observar me hizo mover mis emociones. El vibrante color de los arbustos carmesí, donde cada hoja parecía guardar el eco de mil risas infantiles, mis ojos se posaron en el mural. No era solo una foto de una pintura sobre una pared; era un espejo del alma, un testamento silencioso de lo que fuimos y lo que anhelamos ser. Y en ese instante, el tiempo se desdibujó, trayéndome una ráfaga de recuerdos, una punzada dulce y amarga de nostalgia por la Venezuela que llevo grabada en lo más profundo de mí ser.
La imagen nos refleja claramente, la esencia del Oriente venezolano, tierras con verde pasto, azul de nuestras playas, coronadas por las aves que surcan su cielo, el petróleo, su industria, sus caballos de acero y sus torres que creciendo en tierras de Caripito,Quiriquire, Punta de Mata, El Tigre, Anaco, Cantaura y hacia un lado, pero no menos importante el verdadero símbolo de transformación que tiene el oriente Venezolano nuestra querída Universidad de oriente. .!Que viva el oriente compai!
El verde del mural inmediatamente me hizo recordar a las sabanas de Monagas, donde la tierra, es generosa y fértil, donde el sol de la mañana besaba los campos, y el aroma a café recién colado se mezclaba con la promesa de la siembra. Veo en el mural el verdor de los pastos, y casi puedo sentir el peso de la soga en mis manos, el bramido del becerro llamando a su madre que nos regala su oro blanco cada día con el ordeño. Me llevo a sentir el sudor en mi frente, la satisfacción de una jornada bien hecha cuando en las tardes regresábamos al comedor de la UDO luego de pasar el día bregando con los animales. Y la nostalgia me abraza, un suspiro largo por esa sensación que hoy embarga a cualquier egresado de la Casa más alta al ver su estado actual. Ese escudo lo llevábamos con orgullo.
Pero más allá de la tierra, la mirada se eleva hacia el imponente horizonte azul, donde la torre de perforación se alza como un faro, un símbolo de nuestra riqueza oculta, del "oro negro" que impulsó sueños y proyectos. Se vislumbran las siluetas de las plantas industriales, las llamas danzantes, y en mi memoria resuena el murmullo constante de la quema de gas. Como anécdota por allá en el 2003 tuve la oportunidad de invitar al Estado Monagas a un ejecutivo francés de una trasnacional petrolera y al tipo casi le dio un soponcio cuando observó la cantidad de mechurriuos quemando millones de pies cúbicos de gas. Aún seguimos quemando el gas que le hace falta en las cocinas de millones de venezolanos.
Y en medio de todo, el sol. Ese sol gigante y radiante que domina el centro del mural, expulsando sus rayos sobre cada rincón del paisaje. No es solo un astro; es el eterno amanecer de la esperanza, la promesa inquebrantable de un nuevo día. Es el faro que nos guía en la oscuridad, la certeza de que, aunque el camino sea arduo y las sombras se alarguen, la luz siempre volverá a brillar. Siempre el sol saldrá por el Oriente. Pienso en las veces que, como ese sol, nos hemos levantado una y otra vez, con la fe intacta, con la convicción de que lo mejor está por venir. ¡Que la virgen del valle nos ilumine siempre!
Quizás las copiosas lluvias de estos días, quizás hoy 21 de junio comienza el solsticio de verano o la acertada imagen de este mural pero una mezcla de nostalgia, y de esperanza se ha apoderado de mi escritura. No es solo un post para un reto; es un manifiesto silencioso. Es el grito ahogado de una nación que sueña con recuperar su esplendor, con ver a sus hijos regresar, con construir un futuro donde la tierra vuelva a ser próspera, donde la industria vuelva rugir con fuerza renovada, y donde el conocimiento sea el pilar fundamental.
Esta es mi particpacion para el reto de observa, piensa y escribe de @topfamily
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Un grito de silencia muy aguerrido.
Saludos